En el último mes, renombrados economistas como Roberto
Lavagna o Domingo Cavallo, brindaron declaraciones advirtiendo la posibilidad que
se recreen las condiciones que produjeron el llamado “rodrigazo”, que fueron
una serie de medidas de shock tomadas por el ministro Celestino Rodrigo
durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, en Junio de 1975 que
determinaron un quiebre de las condiciones económicas de la argentina generando una larga decadencia que permaneció, por lo menos, 16 años, hasta 1991.
ANTECEDENTES:
Pero veamos primero como estaba la argentina, en ese
momento, y de dónde venía.
Lucas Llach y Pablo Gerchunoff en su libro “El Ciclo de la
Ilusión y Desencanto”, define al período entre 1964 y 1974 una “primavera
económica”, lo cual se ajusta bastante bien al proceso de crecimiento continuo,
aunque moderado, que experimentó nuestro país en esa época. En tren de
comparaciones, si la Argentina vivía su primavera económica, el mundo vivía un verdadero
verano.
Comparemos, pues, el crecimiento del PIB de Argentina,
comparado con su vecino, Brasil, en esa época en la antesala de un milagro económico, durante los años 1964-1974:
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BRASIL
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ARGENTINA
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1964
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3.40
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10.3
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1965
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2.40
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9.2
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1966
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6.70
|
0.6
|
1967
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4.20
|
2.6
|
1968
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9.80
|
2.3
|
1969
|
9.50
|
8.5
|
1970
|
10.40
|
5.4
|
1971
|
11.34
|
3.7
|
1972
|
11.94
|
1.9
|
1973
|
13.97
|
3.4
|
1974
|
8.15
|
5.7
|
Se podría decir que ambos países respondían a una política
de sustitución de importaciones, aunque Brasil, gracias a su mayor mercado
interno, disfrutaba de una producción de escala, y menores costos por unidad,
adicionalmente partía de un economía, que, a principios de los 60, ambos países eran
idénticos en tamaño.
Lo cierto es que nuestro país no había tenido una
performance extraordinaria en cuanto a crecimiento, las fuertes expansiones que
se notan en 1964 y 1965, eran el producto de las excelentes cosechas de
aquellos años. En 1967 se ensayó un serio programa de estabilización que se
tradujo en confianza empresaria y aumento de la inversión tanto pública como
privada en los siguientes dos años.La experiencia fue frustrada tanto por el
llamado “Cordobazo”, como por desinteligencias internas del gobierno de
Onganía.
La vuelta a políticas
intervencionistas e inflacionistas en 1970 también menguaron el crecimiento (época de “vivir con lo nuestro” de Aldo
Ferrer) y llevaron incertidumbre
nuevamente a los principales actores
económicos.
Así es como llegamos a 1973, año de asunción de la tercera
presidencia de Perón, y de un nuevo programa económico.
El programa económico del gobierno se centraba en tres aspectos,
la lucha antiinflacionaria, la distribución del ingreso en condiciones iguales
para el trabajo y el capital, y una mayor intervención del estado en la
economía de modo de estimular su crecimiento. Todo esto fue plasmado en el
pacto social entre gobierno, empresarios y trabajadores en 1973.
ARGENTINA 1973-1975
Los resultados fueron , en su primer año , moderadamente positivos,
por un lado se robusteció el crecimiento, aunque en medio de una expansión de
consumo insostenible, que, en un contexto de control de precios , daba como
resultado un creciente desequilibrio, que, durante el primer año, no fue tan
obvio, habida cuenta del buen contexto internacional. En efecto, los términos
de intercambio habían mejorado, así como las reservas internacionales, que
habían llegado a 2000 millones de dólares para principios de 1974, esto había
equilibrado la balanza de pagos, que, incluso, había pasado a ser fuertemente
positiva en 1973.
Altos salarios reales , record de ventas y producción de
automóviles (315.000 unidades vendidas en 1974, número que luego no se
alcanzaría hasta 1993), escondían, como sucede hoy, serios desequilibrios que
irían apareciendo al año siguiente 1974, y desencadenarían la crisis de 1975.
En principio, la inflación pese a lo indicado por el
ministro de economía de entonces (José Ber Gelbard y su política de "inflación
cero") seguía su ritmo ascendente, gracias al fuerte
aumento del consumo y la emisión descontrolada del estado en aquel momento. Pero aún así se situaba, como en la década anterior, en dos dígitos. Un
dólar planchado en 1973, con poco spread entre el oficial y el libre, había dado paso a un dólar paralelo en 1974, que tenía
una brecha de 60% con el oficial. A medida que la inflación se comía la
competitividad y rentabilidad de los sectores, el gobierno persistía en un
control cada vez más impracticable y un gasto público creciente, esto ya había dado lugar
a revisiones del Pacto Social y a autorizaciones selectivas de aumentos de
precios.
Pero los desequilibrios seguían en aumento, a los que se
unía la violencia política y el terrorismo.
En Octubre de 1974, asumió un nuevo ministro Gomez Morales,
reconociendo su secretario de comercio que “si las empresas no ganan no pueden
tener rentabilidad y no pueden invertir, y que se ha creado un mercado negro
que es la base de sustentación de estadísticas no ciertas y que se permitirá la
liberación de precios en ciertos sectores dinámicos de la economía”, Dicha
liberación no se hizo inmediatamente y se perdió un tiempo precioso en solucionar los desajustes existentes. A todo esto , y en un contexto de tarifas y precios congelados,
la inflación seguía siendo un tema a resolver , anotando una suba de 22% en
1974 luego de subir un 60% en 1973. Pero los medios de pago ya durante el
transcurso de 1974, aumentaban a una tasa anual de más del 100%, lo que da una
idea, que una estabilización de precios no era prioridad para el gobierno de
entonces.
La mayoría de los precios de la economía estaban sujetos a un férreo control de la secretaría de comercial, con obvios atrasos en la nafta y en los principales servicios públicos , que, en esa época eran brindados en su totalidad por el estado.
Si se podía aplicar el gradualismo para corregir errores, hacia 1974, el panorama cambió radicalmente a
comienzos del año siguiente; como siempre en la Argentina, la crisis externa
sólo hizo poner al descubierto los desequilibrios que mantenía la macroeconomía
interna.
La multiplicación de los precios del petróleo, producto que Argentina,
como ahora, importaba, y, fundamentalmente, la baja, sobre todo hacia finales de 1974, de los
precios internacionales de materias primas, principal producto de exportación
de la Argentina, precipitaron una crisis que dio lugar al cambio de ministro de
economía en Junio de 1975, y a la aplicación de una política de shock.
El nuevo ministro pretendió descomprimir una situación
insostenible, sincerando las variables congeladas de un modo brutal e inédito
para la Argentina de entonces.
Celestino Rodrigo, el nombre de quién sería el autor de las
medidas financieras, lo único que hizo,
finalmente, fue reconocer una situación
ya existente en el momento de asumir, y tratar de corregirla, como mejor se
pueda, dado el delicado contexto nacional e internacional.
Los objetivos del plan eran mejorar la
posición del sector externo, evitar la continuación del drenaje de reservas internacionales
y, fundamentalmente, modificar los precios relativos. Para ello, se
decidió ajustar los salarios un 38%, entre
un 76% y un 160% de aumento para el dólar comercial y un 100% para el dólar financiero.
Seguidamente, los precios de las tarifas públicas, fuertemente retrasadas, fueron
ajustadas entre un 40% y un 160%,
El plan fracasó cuando la presidente, en una extraña e
inexplicable desautorización para consigo misma, y ante la presión de los
sindicatos , reabrió las paritarias, autorizó nuevos aumentos de salarios , desautorizando al ministro y haciendo
estallar el programa económico.
Consecuencias:
Las consecuencias del llamado “rodrigazo”, se miden, además
de la recesión que provocó, en devastadores efectos en el largo plazo tanto en
la inflación como en comportamiento de los actores económicos y de la vida
diaria de los argentinos en general. Entre éstos podemos mencionar:
1.
Inflación inédita a largo plazo de tres dígitos
(sólo abatida 16 años después.)
2.
Transferencia brutal de ingresos de acreedores a
deudores a través de licuación de deudas lo que motivará la desaparición del
crédito a largo plazo, particularmente el hipotecario.
3.
Comienzo de un largo período de estancamiento de
la economía que se alternaba en períodos
de "stop and go", con profundas crisis y planes estabilizadores que tenían corta
vida.
4.
Comienzo de uso del dólar como moneda de
referencia para transacciones de muchos activos dentro del país,
particularmente inmuebles.
5.
Aumento de pobreza estructural, basta mencionar que, en 1974, la
Argentina tenía un 5% de pobres, nunca más volvería a esos guarismos, hoy ,
luego de 10 años de crecimiento (supuestamente a "tasas chinas"), los
pobres alcanzan al 25% de la población.
SITUACION ACTUAL, LA CRISIS PUEDE REPETIRSE? SE APRENDIO LA LECCION?
Existen fuertes diferencias con relación al contexto de 1974
que hace suponer que no podría
producirse un shock de las características mencionadas.
En primer lugar, las reservas si bien no crecen, tampoco
decrecen siendo el banco central el principal comprador de dólares comerciales,
lo cual contrasta con la pérdida de 2/3 de las reservas experimentadas en
1974-75.
En segundo lugar, los productos de exportación de Argentina,
particularmente soja, no sólo no se han desplomado sino que están alcanzando
máximos en 4 años, aún en un contexto difícil para los commodities, a
diferencia con lo explicado anteriormente, el bienio 1974-75 combinó un shock
en los precios del petróleo y una baja de precios de materias primas. Algo
letal para la Argentina de entonces.
En tercer lugar el déficit fiscal consolidado es,
actualmente, según algunas mediciones, del 2.7% del PIB, cifra históricamente
baja si se lo compara con los números de 1974 (-6.52) y fundamentalmente 1975
(-12.43%) en el cual ya se advierten los efectos dañinos de la alta inflación
sobre la recaudación fiscal.
Es en todo caso, es la dinámica de la situación lo que debería ocuparnos (y tal vez preocuparnos),
nuestro país no encuentra actualmente mucho margen si alguna condición actual
internacional resulta modificada, siendo que aplicó políticas pro cíclicas y pro consumo en los últimos años.
De cara al futuro, deberíamos aprender que , la
mayoría de las crisis que experimentó nuestro país estallan cuando los
desequilibrios internos son de tal magnitud, que cualquier cambio de contexto
internacional hace insostenible toda la situación, es ahí donde generalmente el
mercado hace un brutal cambio de precios relativos, (1975,1981 y 2002).
Es por ello que no resulta conveniente seguir persistiendo
en políticas que agravan los desequilibrios existentes, (cepo cambiario, pesificación forzada, mal
clima de negocios, emisión descontrolada) y que pueden, llegado el caso,
precipitar en crisis mayores.
Fuentes Datos crecimiento PBI: Brasil: Ipeadata.gov.br, Presidencia da República Federativa do Brasil.
Argentina: Libro "Deuda Externa e Inestabilidad Macroeconómica en la Argentina", Autores: Rudiger Dornbusch, Juan Carlos de Pablo, Ed, Sudamericana, 1988